Dramatis Personae:
Benjamín– Evo Morales
Zejo– Edward Snowden
José Luis– Ollanta Humala
ESCENA.– Avión presidencial de Bolivia y
torre de control del Aeropuerto Jorge Chávez, Lima.
ACTO ÚNICO
ESCENA ÚNICA
Tras el rechazo de aterrizaje del Avión Presidencial de Evo Morales en España, Francia, Italia y Portugal, algunos países de Latinoamérica deciden acatar la misma medida. Evo Morales, desesperado, se dirige a la cabina de piloto, empujando en su camino al aeromozo. Fuerza la puerta de la cabina, la abre y le dice al piloto: «compadre, ¡pásame tu radio para hablar con el ministro!», a lo que el copiloto responde: «¡Por el pájaro-comandante! ¡Se nos acaba la gasolina, compañero Evo!». Evo Morales toma la radio y grita:
Evo Morales–
¿Qué está pasando? ¡El avión
no aterriza! ¿Algún problema,
señor? ¡El motor se quema!
¿Qué dice? ¡Qué tal dicción!
¡Ministro! Sí, tú, ¿hay versión
en El Palacio Quemado?
¿Nadie se ha manifestado?
Por San Hugo, ¿qué hago ahora?
¡Dénme una chicha de jora,
y despierto iluminado!
Evo Morales corta la comunicación y llama a Caracas y a Quito, pero en ambos países responde una grabación: «Bienvenido a la República Socialista, ahora mismo es tiempo de una solidaria siesta, llame luego, compañero». Evo Morales se comunica con la torre de control del aeropuerto Jorge Chávez: «¡Evo llamando a torre de control en Lima! ¡Meidei! ¡Evo llamando a la torre de control…!». En el aeropuerto, Ollanta Humala, que está a cargo de la torre de control, se dice a sí mismo: «Acá nadie, ni Nadine, podrá llamarme ‘Cosito’», mientras come su pan con chicharrón. De repente, oye las llamadas del avión de Evo Morales y contesta, presuroso:
Ollanta Humala–
Acá torre de control,
¡identifíquese nave!
Informan que hay algo grave,
¿polizón, drogas, alcohol?
¿Qué quién es? ¿Hijo del sol?
¿Apus, qué? ¿Qué carnavales?
¿El avión de Evo Morales?
¡Compadre! Cholo, ¿qué tal?
¿Que Obama qué? ¡Ta’ qué mal!
¿Desayunamos tamales?
Edward Snowden se encuentra de incógnito en el avión, vestido de aeromozo y está escuchándo todo mientras le sirve café a los otros pasajeros. Deja a un lado el carrito con los alimentos y va hacia la parte trasera del avión. Saca su equipaje y un paracaídas.
Edward Snowden–
Pensé que me tocaría
bajar, por fin, de este avión,
pero estoy con la tensión
por la furia de la CIA.
Evo, no tienes valía,
ni tú, Ollanta, pantalones
para tomar decisiones.
¡Oh!, ¿«quién podrá defenderme»,
para permitir moverme
sin juicios ni acusaciones?
Evo Morales sale de la cabina de mando y mira con extrañeza a Edward Snowden.
Evo Morales–
Y usted, ¿quién es? ¿Un cantante?
¡Mire su pelo! ¿Qué? Acaso…
¿Me vio cara de payaso?
Pero si es… ¡es un farsante!
¡Snowden! ¡Ay, qué atorrante!
Deténganlo, ahora mismo.
¡Maduro! ¡Correa! ¡Un sismo!
¡Piloto, abra su garganta,
póngame ya con Ollanta!
¡Que salga de su mutismo!
Edward Snowden va hacia Evo Morales y le quita la radio. Le dice a Ollanta Humala: «Hey, Mr. President, déjeme bajar en Perú, please», pero nadie le responde. Edward Snowden, nervioso, le tira la radio a Evo Morales y se dirige a la puerta de emergencia del avión e intenta abrirla. Evo Morales le dice: «Gringo, estamos sobre el territorio de Venezuela, salta ahorita que creo que Maduro sí te va a recibir, ¡y no te olvides de encomendarte al pájaro-comandante!». La radio está en el suelo del avión y se escucha:
Ollanta Humala–
Evo, bueno, yo no sé…
¿Snowden?, perdonarás…
Pero ya no puedo más,
¡todos me pisan el pie!
Freitas que fue y que no fue,
la Ley Universitaria,
Toledo, la pasionaria
de su mujer (¡y la mía!)
y el panzón de Alan García
¡con su cantaleta diaria!
Evo Morales camina hacia Edward Snowden para despedirlo y, sin querer, pisa la radio y la rompe. Con la puerta de emergencia abierta, salen volando maletas, licores y papeles. Evo Morales se amarra a un asiento y, emocionado y grita: «¡Mira al horizonte! ¡Ahí está! ¡Es es el pájaro-comandante! ¡La señal!», pero Edward Snowden parece no divisar nada entre los objetos que salen del avión y se prepara para saltar
Edward Snowden–
Nos vamos a Venezuela
y que me asile Maduro.
Saltaré de aquí, lo juro
(¡paracaíditas, vuela!).
Un pájaro me modela
el camino en lejanía:
¿Será San Hugo? ¿Un espía?
¡Es momento de volar!
¡No! ¡No quiero ni mirar!
«Good bye» ¡Qué suerte la mía!
Edward Snowden salta del avión. En plena caída, logra abrir el paracaídas, pero un pajarito se lo empieza a picar y le hace perder el equilibrio, por lo que empieza a caer vertiginosamente. En la torre de control del Aeropuerto Jorge Chávez, Ollanta Humala se encuentra con las piernas sobre los controles y oye una voz femenina desde la puerta: «¡Cosito! ¡No te me vas a escapar!». En el avión presidencial, Evo Morales se arrodilla y ora a los Apus, mirando al cielo. Se escucha un grito de Edward Snowden, mientras las luces pasan a oscuro rápido. Luego, ya en negro, un golpe seco contra el suelo.
(FIN DE LA OBRA.)
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