Dramatis Personae:
Zejo– Alejandro Toledo
José Luis– Eva Fernenbug
Benjamín– Eliane Karp
ESCENA.– Escenario en dos: Piscina de la casa de Eva Fenenburg, Las Casuarinas
y Oficina de Eliane Karp, Stanford.
ACTO ÚNICO
ESCENA ÚNICA
Alejandro Toledo sale desde el fondo del escenario, donde se oyen ruidos de fiesta. Se sienta en el borde de la piscina y empieza a renegar solo. Tiene en la mano derecha, una botella de whisky a medio tomar y en la otra, un brasier, que luego arroja a la piscina. Intenta ponerse en pie, pero no puede. Está vestido con un short de flores y una camiseta de Neymar. Empieza a llorar y habla:
Alejandro Toledo–
Libre estoy de polvo y paja:
¿Allemant?, es solo un pobre
tipo, seré yo el que cobre
pa’ que Eva pase por caja.
Eliane: ¡ya no me des maja!
En reunión de mandatarios,
revivieron mis calvarios
por la choza en Casuarinas.
¡Mis penas a las cantinas,
y mis compras a los diarios!
En su oficina en Stanford, Eliane Karp lee indignada las últimas noticias que llegan desde Lima y que embarran a su madre, Eva Fernenbug, quien está sentada en una silla frente a ella. Toma uno de los teléfonos de su escritorio, lo pone en altavoz, y llama a Alejandro Toledo, quien saca el celular del bolsillo del short y responde tartamudeando. El ruido de risas femeninas y música electrónica, desde el interior de la casa, entorpece la comunicación.
Eliane Karp–
(Cholo bruto, cholo amado,
mi mami me lo advirtió:
«Tu Alejandro no cambió,
sigue siendo un gran tarado».)
¡Tú serás descuartizado!
¡Eva te quiere matar!
¿Quién soy? ¡Vas a lamentar!
Cierra la bocota y calla.
(¡Dios, no permitas que en La Haya
lo llamen a declarar!)
Eliane Karp, mira a su madre, y le dice en susurro «discúlpalo mamá, ahora ayúdame a manipular a este cholo». Eva Fernenbug está indignada con la noticia del levantamiento de su secreto bancario en el Perú. Alejandro Toledo se queda dormido.
Eva Fernenbug–
Te dije, Eliane, este cholo
nos va a arruinar el pastel,
¡entre el whisky y el coctel
y sus «chelas bien al polo»!
Debiste dejarlo solo
con mujeres y cantinas,
hoy, ¿quién compone las ruinas
del bruto? ¡No seré yo!
(¡ni mi casa que compró
Maiman, en Las Casuarinas!)
Eliane Karp respira profundamente en un par de ocasiones, su rostro adopta una apariencia más amable y suaviza el tono de su voz. Al otro lado de la línea, la música baja de volúmen y se oyen voces de compañeros del partido de Perú Posible. Alejandro Toledo empieza a roncar.
Eliane Karp–
¿Estás allí, mi cholito?
¿Te acuerdas de aquel velero
y del avión parrandero?
¡Hago memoria y me excito!
Sé bueno y te haré un mojito.
A Allemant págale ya,
con escándalo no va
tu nueva candidatura,
¿me comprendes, mi lindura?
¡Te extraño! ¡Ven para acá!
Alejandro Toledo despierta. Está borracho y responde gritando:
Alejandro Toledo–
¡Déjame aquí! ¡De convicto!
Que el Perú resuelve en La Haya,
pa’ que el mar no se le vaya
tras el fallo y veredicto.
¡Eliane! Atenta, que dicto:
«Dile a Maiman que le pague
a un pata, que no divague
y explique a Humala y García
que si me echan porquería,
¡haré que el mar se los trague!».
Eva Fernenbug mira a Eliane Karp y le dice «te lo dije». Cuelga el teléfono ignorando las palabras de Alejandro Toledo y le habla pausadamente a su hija, que está roja de indignación:
Eva Fernenbug–
Hija, tu marido es bruto.
Si llegó hasta Presidente,
fue por ti, niña valiente.
Ah, ¡qué tonto diminuto!
Mitómano y disoluto
que tuvo suerte una vez,
¡que a él se lo lleve el juez!
Yo ya no voy al Perú
¡y tampoco vayas tú,
que esa es una estupidez!
Eliane Karp empieza a llorar, mientras toma con fuerza la banda presidencial que usó Alejandro Toledo durante su mandato como presidente del Perú. Eva Fernenbug, la consuela. En Lima, Alejandro Toledo duerme la mona.
(TELÓN.)
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